lunes, 16 de diciembre de 2013

Placer y Mermelada

El timbre sonó, mis pensamientos se desvanecieron y fui corriendo a la puerta para abrir.
Era él.
Abrí y escuché cómo subía las escaleras, a los pocos segundos ya estaba llamando a mi puerta, venía con su mochila amarilla y con el pelo recién cortado, tal y como le dije.

Abrí la puerta y mis ojos castaños se cruzaron con los suyos caramelo, fue la primera mirada de muchas que hubo esos días, aunque quizá, ésta fuese la más tímida de todas.

− Pensabas que no quería abrirte eh? - le dije nada más verle después de darnos un abrazo.
− Pienso evitar las bromas de sexo al menos en las cuatro primeras frases que digas, pero al menos no me lo pongas tan fácil- me contestó.
Ambos reímos.

Quiso ir a mi habitación para dejar la maleta y colocar su ropa, a lo que el se fijó en la cama y esbozó una sonrisa.

− ¿Es curioso esto de quedar para follar y estar tan fríos no? - me preguntó mientras me guiñaba un ojo.
− Me siento rara.
− Ven, siéntate aquí.

Se sentó en un borde de la cama y yo hice lo mismo.
Se me quedó mirando, con una mirada que recordaré siempre, con una mezcla de ternura y pasión, una mirada extraña a la que no supe reaccionar.

− La culpa es mía, no te tendría que haber traído a la habitación al minuto de estar aquí.- Me dijo mientras me agarró la cintura y me acercó a él.
− No, si está bien, sólo que no sé cómo actuar, me apetece muchísimo, pero no sé qué decir o qué hacer.
− Sólo tienes que dejarte llevar, ven.

Me acerqué y le pegué un mordisco en su labio inferior mientras me juntaba más a él.
Él se mordía el labio y se pasaba la lengua por donde le había mordido. Hecho que hubiese servido para subirme la líbido en una situación normal, pero aquellos labios eran de otro mundo y lo único que subía era la temperatura.

− Déjate llevar, olvídate de esta habitación, olvídate de tu alrededor, olvida cómo has llegado aquí, sólo piensa que estás donde quieres estar y con quien quieres estar, haz lo que se te pase por la mente y no pienses en nada, porque no tienes a nadie con quien justificar nada de lo que puedas hacer ahora mismo, sólo estoy yo.

Acto seguido, se levantó y dudó un momento sobre qué hacer, pero a los pocos segundos se sentó sobre mí, abrazándome con sus piernas.
Me miró mientras me abrazaba y yo le devolví la mirada. A los pocos segundos me pegó un lametazo a los labios y sonrió. Ahora la que se mordía el labio era yo.
Se acercó a mi boca para darme un beso, pero me alejé y le sonreí, estaba empezando a disfrutar, a dejarme llevar. Volvió a intentar besarme, pero volví a usar la misma técnica con el mismo resultado.

No aguantaba más sin probar sus labios, por lo que aprovechando que estaba sobre mí, me giré y lo tire sobre la cama, a lo que yo me puse sobre él. Estaba sobre él, se mordía el labio y me miraba fijamente, sabía que ahora ya no iba a poder evitarlo.
Me abalancé sobre su boca y empezamos a besarnos como dos personas que llevaban deseando hacer eso desde hace años. No sé el tiempo que pasamos, pero mi lengua no paraba de disfrutar dentro de su boca, mis dientes no paraban de clavarse en sus carnosos labios y su respiración cada vez estaba más agitada.
Me apartó el pelo del cuello y me lo empezó a comer, comencé a gemir y a moverme, cuando terminó, intenté hacerlo yo, a lo que él giró la cabeza para el lado contrario en el que estaba yo y noté como poco a poco se abultaba su pantalón . Mi boca no paraba de jugar con su cuello, mi lengua no paraba de lamerlo y mi mano ya estaba en su entrepierna.
Notaba como se revolvía entre mi cuerpo, cómo gemía y cómo los latidos de su corazón se disparaban.

− Fóllame ya- le dije en un último gemido mientras trataba de coger algo de aire.

Volvió a ponerse sobre mí y nuevamente empezó a devorarme el cuello, suave, lento, bajando por mi cuerpo, agarrándome los senos y pegándome mordiscos a través de la camiseta. Incluso me la subió a la altura del ombligo y me empezó a lamer y pegar mordiscos en mi tatuaje, me estremecía.
Se levantó de la cama y se quitó las playeras, mientras yo me desabrochaba el cinturón y lo tiraba a un lado, él me agarraba los pantalones y me los quitaba a tirones. Se quitó también los suyos y me volvió a lanzar sobre él, ambos estábamos aún con la camiseta y en ropa interior.

Me abrazé entre sus piernas, se podía sentir como nuestras partes pedían a gritos que querían unirse,pero mientras tanto para que la tensión fuera a más nuestras bocas no paraban de intercambiar fluidos.
− Déjame metertela...- me dijo mientras me lo comía vivo

Aún quedaba para eso, esta vez me tocaba a mí. Repetí el movimiento de antes y empecé a bajar mi boca recorriendo su cuerpo. Aproveché para quitarle la camiseta.
Empecé a bajar, le mordisqueé los oblicuos y pasé mi lengua alrededor de su ombligo y  pude ver como se erizaba

− Quédate así.- me dijo de repente.

Empezó a besarme la espalda, el cuello, volvió a besarme la espalda bien despacio, desde arriba hasta justo llegar a mi culo. Fue llegar a mi culo y no poder resistirse a darle un buen mordisco a cada una de mis nalgas.
Me quité la camiseta y el sujetador y aprovechó para quitarme el tanga a tirones.

− Ponte de rodillas, pero sigue tumbada.- me soltó, la verdad que sabía bien como guiarme

Accedí y, lo que pasó después no tiene nombre... Empezó a devorarme la vagina sin parar, entre su saliva y mis fluidos aquello parecía el Mediterráneo. Empezé a gemir y a intentar revolverme, pero me tenía perfectamente sujetada mientras su boca me lo comía sin parar. Durante un rato jugó conmigo, con mi clítoris, luego con uno de mis labios, mordisqueándolo y lamiéndolo y más tarde… Me metió un dedo, luego dos y me empezó a masturbar con tres.

Empezó a masturbarme lento,despacio; mi cuerpo se estremecía, mis ojos se perdían y mi respiración se hacía más forzosa. Jugaba con el ritmo y con la velocidad , sus dedos danzaban en mi entrepierna , pero acabó dándo tan rápido que un gemido y otro parecían unirse, no me daba tiempo ni a gritar.

Se limpió la boca con la mano, como cuando eres un niño antisistema y piensas que las servilletas no van contigo, y se lanzó a por mi boca. Mientras nos besábamos y me retorcía bajo su cuerpo hice una maniobra circense para quitarle los boxers. Su portento, bien duro y caliente, empezó a rozarse en mi húmeda vagina y se deslizaba a la perfección.
Quería rozárme durante un buen rato, hacerlo sufrir, pero estaba todo tan lubricado, que consiguió metermela entera de una estacada.Solté un grito ahogado, y se quedó ahí dentro, moviéndola de un lado a otro pero sin sacarla.
Empezó a metérmela, mientras yo levantaba un poco las caderas para notarla tal y como quería, cada vez entraba más y más rápido y los besos se habían cambiado por gemidos de ambos y arañazos en su espalda.

− Déjame a mí.- le dije.

Lo tumbé en la cama y me puse encima, para que pensara que iba a fóllarmelo vivo, pero no, me lanzé a su pene y lo empezé a lamer, clavando mi mirada en la suya, para asegurarme de que no me quitaba la vista de encima.
Mi lengua lo recorría de arriba abajo, mientras con la mano lo masturbaba, le lamía la punta y hacía círculos con mi lengua, hasta que me la metí en la boca y la devoré. Ahí cerré los ojos y me concentré exclusivamente en darle placer.
Al rato me coloqué sobre él y me abrazó mientras mi cuerpo caía sobre él y le volvía a tener dentro. Me empezó a comer las tetas y a morderme los pezones, le hice un chupetón en el cuello mientras mis caderas giraban con su pene dentro,  él cogía el punto perfecto en el que veía en mi cara que más disfrutaba.

Me quité de encima y me puso a cuatro patas sobre la cama, me la metió de un golpe y agarrándome las caderas y con la otra mano en uno de mis hombros me empezó a follar con todas sus fuerzas. El ruido de los golpes que producían nuestros cuerpos ahogaban nuestros gritos y gemidos. Por momentos parecía que me iba a partir en dos, incluso me dolía la vagina de la fuerza con la que la estaba metiendo.

Me gustaba que entre la lujuría y la pasión me desgarre, que se haga mas fuerte mi respiración, que me arda la piel y justo en él éstaxis del momentos, llegue el climax cortando con un grito, un grito diferente, uno que es más silencioso, como si los dos murieramos momentáneamente y despertaramos con una sonrisa. Ese momento en el que los dos no estamos en este mundo, sino en el nuestro, el que hemos creado. 

6 comentarios:

  1. Decide si me plagias el relato, o no lo haces. No puedes intentar retocarlo y luego poner frases tal cual las escribo yo.

    Saludos del que escribió el relato.


    --Hero

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    1. en ningún momento digo que esta historia sea mia :)))))) y desde cuando eso no se puede hacer ? a caso tienes copyright preciosa? bueno un besito

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  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  3. y lo más gracioso es que encima pongo de título la entrada de tu puto blog y te quejas

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  4. Primer punto: Soy un hombre.
    Segundo punto: Copias frases tal cual, eso es lo que me molesta, no tu adaptación absurda a mi relato.
    Tercer punto: Te aconsejo que la próxima vez al menos lo escribas por ti misma, y si no tienes imaginación o experiencias, pues no tengas un blog.

    Para terminar: Entiendo que con tu edad aún no sepas lo que está bien y lo que está mal, pero por favor, sé un poco sensata dentro de lo que tu edad te permite.


    PD: Una vez publicas contenido en Blogger sí que hay Copyright, infórmate.

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    1. Primer punto: pues bueno rectifico, precioso
      Segundo punto:y dices adaptación absurda cuando según tu es tu relato? te contradices si dices que tanto te copio, pero al caso es,que internet es internet y te aguantas si te copian jajaja
      Tercer punto, me tienes que decir tu ami que tengo que poner en mi blog y que no? ,estas equivocado, un blog es para poner lo que tu quieras
      y si te preocupa tanto el copyright espero noticias de tu abogado.
      Venga hombre que te piensas que voy a borrar la entrada o algo

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